La energía química es una manifestación más de la energía. En concreto,
és uno de los aspectos de la energía interna de un cuerpo y, aunque se en-
cuentra siempre en la materia, sólo se nos muestra cuando se produce una
alteración íntima de ésta.
En la actualidad, la energía química és la que mueve los automóviles, los
buques y los aviones y, en general, millones de máquinas. Tanto la combus-
tión del carbón, de la leña o del petróleo en las máquinas de vapor como la
de los derivados del petróleo en el estrecho y reducido espacio de los cilin-
dros de un motor de explosión, constituyen reacciones químicas.
El carbón y la gasolina gasificada se combinan con el oxígeno del aire, reaccionan
con él y se transforman suave y lentamente, en el caso del carbón,
o instantánea y rápidamente, en el caso de la gasolina dentro de los cilindros
de los motores. Las mezclas gaseosas inflamadas se dilatan considerable y
rápidamente y en un instante comunican a los pistones del motor su energía
de traslación, su fuerza viva o de movimiento.
Si se rodeasen el carbón o la leña, la gasolina y el petróleo de una atmósfera de gas inerte, por ejemplo nitrógeno gaseoso, ni los primeros arderían
ni los últimos explotarían en los cilindros. El nitrógeno no reacciona con
aquellos cuerpos y las mezclas de gasolina y nitrógeno ni arden ni explotan.
Finalmente, hay que mencionar la más reciente y espectacular aplicación
de la energía química para lograr lo que durante muchos siglos constituyó su
sueño: el viaje de ida y vuelta al espacio exterior y a la Luna, así como la colocación de distintos tipos de satélites artificiales en determinadas órbitas.
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